¿Por qué seguimos fallando en la formación empresarial?

La formación empresarial sigue siendo un desafío para muchas organizaciones. Aunque el debate sobre si es mejor la formación presencial o la digital impulsada por inteligencia artificial está en auge, el verdadero problema no radica en el método, sino en entender la necesidad de formar con sentido estratégico y saber si lo aprendido se implanta en el trabajo cotidiano.
Como dijo Peter Drucker, considerado el padre de la administración de empresas moderna: «La mejor manera de predecir el futuro es crearlo.» Sin embargo, en la formación empresarial, muchas decisiones son reactivas, más enfocadas en apagar fuegos que en preparar a los empleados para los retos del mañana.
La raíz del problema: ¿qué formación priorizamos?
Las organizaciones deberían usar herramientas de gestión del desempeño para identificar carencias y oportunidades de desarrollo. Estas herramientas no solo destacan las debilidades de los equipos, sino que también revelan el potencial de crecimiento.
Sin embargo, en la práctica, muchas decisiones formativas se toman de manera improvisada: un jefe detecta un problema inmediato y solicita formación para resolverlo rápidamente. Esto lleva al gran dilema: ¿en qué invertir con recursos limitados?
- Resolver las carencias actuales.
- Desarrollar habilidades estratégicas para el futuro.
Stephen Covey, autor de «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva», lo resumió perfectamente: «Lo importante rara vez es urgente, y lo urgente rara vez es importante.» La formación estratégica —que mira hacia el futuro— es fundamental para el éxito empresarial a largo plazo, pero suele quedar relegada por la presión del día a día.
Tecnología sí, pero con un plan estratégico
Las plataformas digitales y la inteligencia artificial han revolucionado la formación, ofreciendo acceso instantáneo a contenidos personalizados. Ken Robinson, experto en educación y creatividad, señalaba: «El reto no es solo facilitar el aprendizaje, sino inspirar un deseo de aprender.»
Como dijo Antoine de Saint-Exupéry, autor del principito: «Si quieres construir un barco, no reúnas a la gente para recoger madera y asignar tareas, sino enséñales a anhelar la inmensidad del mar.»
Aquí surge un problema clave: acceder al aprendizaje no significa aplicarlo.
Para que la formación sea efectiva, no basta con disponer de herramientas tecnológicas o estar muchas horas en un aula. El verdadero éxito depende de tres factores:
- Que los empleados realmente adopten las habilidades aprendidas.
- Que estas habilidades se traduzcan en mejoras en su desempeño diario.
- Que las organizaciones midan este impacto de forma tangible.
John Dewey, un influyente pedagogo, afirmaba: «La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida misma.» La formación empresarial debe ser diseñada como un proceso continuo, integrado con las metas estratégicas y los desafíos reales de la empresa.
Formación que impacta: tecnología + seguimiento humano
El eterno debate entre formación presencial y digital pierde relevancia cuando entendemos que lo importante no es el método, sino cómo garantizar que lo aprendido tenga un impacto real. Como dijo Albert Einstein, «El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información.»
Un modelo formativo exitoso debe integrar:
- Tecnología avanzada: plataformas basadas en IA para ofrecer flexibilidad y personalización.
- Supervisión y acompañamiento humano: mentores y líderes que conecten el aprendizaje con la práctica diaria.
- Evaluación constante: sistemas que midan el impacto del aprendizaje en los resultados empresariales.
Por ejemplo, un informe de Josh Bersin, experto en tendencias de aprendizaje corporativo, indica que las empresas que combinan aprendizaje digital con experiencias prácticas y seguimiento humano logran una mejora del 32 % en el rendimiento laboral.
Conclusión: transformar la formación en resultados
La formación empresarial debe dejar de ser un parche temporal para resolver problemas inmediatos. Como señalaba Simon Sinek, autor de «Start With Why»: «Las grandes organizaciones no contratan habilidades y enseñan actitud, contratan actitud y enseñan habilidades.»
Las empresas necesitan adoptar un enfoque equilibrado y estratégico, donde:
- La tecnología facilite el acceso al aprendizaje.
- El seguimiento humano asegure la transferencia de habilidades al puesto de trabajo.
- Se priorice tanto lo urgente como lo importante.
¿Estás listo para transformar la formación de tu equipo en un motor de éxito sostenible? Ahora es el momento de convertir el aprendizaje en una ventaja competitiva para tu organización.
